Rita




Qué importa la muerte
si la vida no es vida...
Qué importa la vida
si la muerte es la vida…
Santa Sabina, Olvido, ( Babel 1996 )
Aún recuerdo la primera vez que escuché su voz, canto de sirena cósmica, voz de mujer primigenia. Rita eterna. Santa Sabina, supe de ellos por un comentario en una revista de Rock, allá a principios de los 'nirvanescos' noventas, donde se daba una lista de los veinte mejores grupos de rock mexicano por entonces. El número veinte fue dejado a propósito con un signo de interrogación por el autor del artículo, pues a su parecer, reservaba el espacio para el disco de una banda desconocida que -juraba él mismo-, podríamos pasar sobre su cadáver si el material que sacara dicha banda no era de nuestro agrado.
La banda era: Santa Sabina. Y las palabras en dicho artículo, al menos para mí, fueron proféticas. Ese primer disco tenía aquello que yo buscaba en el rock mexicano. Un sonido diferente, libre y poético. La música creada por aquellos excelentes artesanos del aire, la voz de Rita: Espejo oscuro que reflejaba la humanidad de mis sentidos como el espejo humeante de tezcatlipoca; y la lírica de Adriana Diaz Enciso en canciones como A la orilla del sol hicieron de este grupo mi favorito.
Siente la claridad era mi himno. La voz de Rita resuena en ella con la fuerza que tiene el escuchar algo en el idioma del origen. Canto ataviado de misterios. A partir de entonces, la música de Santa Sabina se me hizo necesaria. Y me acompaño a lo largo de los años.
Aún ahora escucho su voz y siento que pertenezco, que fluyo; mi voz y mi palabra se alimentan de ella. Quiero compartir un pequeño fragmento de ese escalofrío que me provocó el escuchar esta canción por primera vez. La Vida y la Muerte se entrelazan en un nudo infinito, la una es la otra, no son la una sin la otra, todo ello, en este canto que se convierte en un lamento de la existencia humana…
…del árbol de la rabia, quiero gritar al otro lado de la noche…

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