Las horrendas idioteces del horror...


Son cerca de las nueve de la mañana y los perros no dejan de ladrarle insistentemente al sol. Pequeñas nubes de polvo se levantan de lado a lado de la calle,  y moscas de panza verde revolotean alrededor de las heces que uno de los perros acaba de dejar junto a unas rocas pintadas de rojo al lado de unos contenedores con agua sucia.
Un motor se escucha a lo lejos mientras los perros siguen ladrando hasta que el ruido del motor se detiene por completo. Mientras se escucha el sonido ensordecedor de música y el chirriar de unas llantas.
La puerta de una camioneta de reciente modelo se abre y descienden los tacones altos y rosados de una rubia impresionante que, a partir de este momento, sabemos que estudiar no era su mejor talento en el High school. Senos grandes, trasero pequeño.
Detrás de ella, hay tres mujeres más american horror standard,  y tres hombres ídem, -uno de ellos de color, para eso de las susceptibilidades raciales-, todos con rostros de ‘este no sobrevivirá’.
Hablando de temas interesantes como suelen hacer estos jóvenes, entran todos a la tienda entre bromas y apretones de ‘derrière’.
La tienda, lo más parecido a una pocilga -estilo Louisiana- está sola, y las víctimas, perdón, los jóvenes empiezan a husmear aquí y allá, tomando provisiones tan necesarias como los son tres doces de cerveza, fritangas y condones, se dirigen al mostrador mientras la rubia con una angelical voz de ardilla castrada dice suavemente:
-¿Holaaaa… hay alguien aquí?
Desde aquí las cosas empiezan a ponerse interesantes, pues al ver que nadie responde a su llamado de sirena la rubia decide inclinarse completamente sobre el mostrador mostrando esos redondos oasís de infantes y adultos que la naturaleza le dio. El chico calenturiento al lado de ella decide darle una nalgada.
Entre las risas de todos estos ejemplares de la juventud calenturienta estadounidense, se hace un silencio que se hace más tenso mientras una atmósfera aguda y penetrante empieza a crecer hasta inundar nuestros virginales oídos.
De pronto todo se detiene, y aparece para terminar con todo aquél suspenso el encargado de la tienda. Quien resulta ser un típico sureño, que usa el acento tan brillantemente usado en Rango.  
-Digame señorita. ¿Qué se le ofrece?
El sujeto de voz 'aguardentosa' y Cahun, está detrás del mostrador y sonríe desde una boca que extraña varias piezas dentales. Lleva puesta una gorra de baseball bastante maltrecha y grasienta al igual que su vestimenta.
La rubia suelta un grito de espanto y se coloca detrás del galán en turno quién a su vez mira con recelo al adefesio campirano. El joven se arma de valor y le dice al encargado:
- Disculpe, pero estamos perdidos desde hace rato y sólo buscamos un atajo hacia la autopista.
El joven se llena de aplomo y toma un mapa del estante que está enseguida mientras el encargado sigue observándolo con esa risa inquietante.
- ¿Sabe si este camino de aquí nos lleva hacia la autopista 69? -le señala un camino sinuoso que aparece en el mapa.
De pronto el encargado pierde por completo la sonrisa y se queda observándolos encerrado en un silencio incómodo y perturbador.
-Ese es el camino de la cola del diablo joven. Le recomiendo que salgan de aquí y regresen por dónde llegaron si quieren seguir viendo en el espejo cada mañana esas caras tan bonitas que tienen, Nadie que haya tomado ese sendero ha salido de ahí jamás, puedo asegurarselo. Dicen que el mismo diablo se arrepentiría de haber entrado ahí.
Después del silencio incómodo de todos, los imberbes jóvenes empiezan a reír, burlándose del tipo. mientras empiezan a alejarse y a subir en la camioneta. El encargado de la tienda es, al final de cuentas, sólo otro actor secundario en ese bodrio Hollywoodense dónde se trata de facilitar el trabajo de asesinos seriales tan torpes como sanguinarios. 
Así que a partir de ese momento, ya sabemos el desenlace y quién sobrevivirá a este churro.
Espero no los decepcione todo lo que viene después, una tras otra, sucederán escenas tan predecibles como aburridas. Sí, aburridas y anticipadas como nuestra preferida -estoy seguro que todos la disfrutamos igual-, esa en la que el más terrible, sanguinario e incansable de los asesinos de toda la historia viene tras de nosotros, y al parecer tiene la fascinante capacidad de volar o tele-transportarse ya que siempre aparece después de recorrer medio bosque dejándole atrás. Nos encontramos con que nuestros grandes actores tomarán la decisión que nadie esperamos ante el camino más oscuro y peligroso: Vamos a separarnos (para que nos asesinen lo más pronto posible). 
Decisiones estúpidas donde nos pueden quitar nuestra insignificante vida, no se presentan a diario. Hay que aprovecharlas.
Espero no arruinarles la peli. (Bostezo).
Es por de más decirles cuánto extraño una buena película de terror.
Aunque para ser honesto, El conjuro tiene algunos momentos brillantes que me hicieron recobrar un poco la esperanza en el género. Pero solo hasta cierto punto, pues el final es bastante simplón. Una verdadera lástima, después de algunos buenos sustos, en fin...

Ojalá venga algo mejor pronto. ¡Buu!

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