Balada para cuervos
Se decidió un día a escribir una balada para cuervos.
Y se hizo más oscura la noche.
Y a su sombra le brotaron alas.
Se enamoró de las ventanas
y de los cables.
Y entre graznido y graznido
su voz se fue perdiendo.
Se dio cuenta que solo había una manera
para que lo viera de nuevo.
Se prometió a sí mismo
que un día,
de tanto amor le sacaría los ojos.
Solo así, aprendería ella también
a amar la noche…
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