Codex Gigas (O el Diablo haciendo yoga)




¡Saluden a la Biblia del Diablo, una anomalía de madera del siglo XIII,  que mide más de tres pies de largo y consta de 620 páginas. Oficialmente llamado el Codex Gigas (del latin “libro grande”), su historia es legendaria, pues se dice haber sido escrito por un monje desterrado, que resolvió "escribir el libro más importante del mundo en una sola noche”. Para hacerlo, naturalmente, requirió la ayuda del diablo. ¿Su trato? "Todo lo que el monje tenía que hacer era pintar un retrato a toda página de Belcebú en el Codex y entregar llegada la hora su alma mortal.”
Una vez más se demuestra que para alucinaciones y creación de imágenes fuera de la realidad los cristianos raramente tienen par.  Obsesionados hasta la locura por toda esa gama de seres que inventan en sus mentes, Estos seres humanos, que se recluyen en cuevas y monasterios, aislados del mundo exterior y entregados a la vida célibe y alejada de tentaciones mundanas, terminan escapando de la realidad, atormentando no solo su físico, si no su mente con atroces imágenes que, como vemos en la ilustración de arriba, son exageradamente ridículas y risibles. Lejos de causar temor, lo único que provoca en mi, es una especie de tristeza y compasión por ese ser que, quizá desde pequeño, se le inculcaron ideas que provocaron una alienación mental severa. Según Wikipedia el Codex contiene la Biblia, la versión de la vulgata, excepto hechos de los apóstoles y el apocalipsis. el texto completo de la Chronica BoemorumCosmas de Praga, curas medicinales, encantamientos mágicos, dos trabajos del historiador judío Flavio Josefolas etimologías del Arzobispo San Isidoro de Sevilla, varios tratados de medicina del medico Constantino el africano, un calendario, una lista necrológica de personas fallecidas y otros textos. 
Se menciona en Wikipedia que “La leyenda señala que el autor del Codex Gigas fue un monje Benedictino condenado a ser emparedado vivo por un grave crimen y para que la pena le fuera condonada, el monje propuso crear una obra monumental que honraría al monasterio, un códice que contendría la Biblia y todo el conocimiento del mundo. El tiempo estipulado por el mismo monje fue de una noche. La tarea del monje era sobrehumana, por lo que se cuenta que solicitó la ayuda del mismo Satanás, el cual aceptó crear el libro en una noche poniendo como condición aparecer su imagen en una de las páginas. Ciertamente no se trata más que de una leyenda muy posterior a su creación; no obstante, es indudable que fue escrito por un solo hombre.
Y quizá esa sea la única parte cierta, fue escrito por un solo hombre -y un hombre afectado por años de encierro y distanciamiento de la razón-, pero nunca en una noche. Lo preocupante de este tipo de leyendas, es la fácil inclinación de las personas a creer en semejantes absurdos. Obviamente ¿en quién encuentran espejo estas cuestiones y creencias? Pues en seres dispuestos, como aquellos quienes las crean, a creer los que se les diga sin anteponer un poco de escepticismo y el sano uso de la razón. !Vamos, cristianos! creí que el súper villano que creen capaz de las peores maldades que ocurren en el mundo, pediría algo más que el sencillo deseo de que le dediquen un dibujo en la página central de dicho libro. Sin necesidad de existir, ese Satanás tiene toda mi simpatía. Por otro lado, el monje tiene otras cosas que explicar ¿porqué ante una tarea que considera difícil de realizar, no acude ante su Dios que ‘todo lo puede’? Pues no, recurrió al único que al parecer en verdad deseó ayudarlo. 
Eso da que pensar. A estos cristianos el disparo siempre les sale por la culata.
Pero una vez han creído la historia de una serpiente parlanchina, un diluvio que cubrió la tierra, un arbusto que habla, una joven que cuenta que así de pronto, sin que ningún hombre le tocara un cabello, terminó embarazada, un hombre que camina sobre el agua, que multiplica panes y peces, convierte en vino el agua, que después muere, y resulta que no muere, y promete que un día -tarde o temprano- volverá, estas personas creerán lo que sea.

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